El Estrecho de Bolvonegro

Publicado: septiembre 13, 2019 en Lugares de interés, Senderos

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El nombre deriva de uno más antiguo, “gorgonegro”, documentado por primera vez en 1575 por los caballeros templarios, y que significa “garganta negra”.

Este sinuoso desfiladero es el resultado de la unión de dos ríos, el Benamor y el Alhárabe, que dan lugar al río Moratalla, el cual se adentra por este paraje que empezó a esculpirse hace 20 millones de años.

La forma de sus paredes se debe al oleaje de tormentas y movimientos sísmicos que tuvieron lugar durante el Mioceno y que produjeron el arrastre de sedimentos, que al depositarse, formaron unas estructuras llamadas Hummocky. Las rocas aún muestran restos de fósiles y huellas de animales marinos.

Para llegar al punto de inicio de la ruta cogemos la carretera que lleva de Moratalla a Calasparra. En el Km. 3 llegamos a un cruce y tomamos dirección a Socovos (RM-715). Un kilometro después cruzamos un puente sobre el río Alharabe, y enseguida una explanada en el margen derecho donde dejar el coche y comenzar la ruta.

Tomamos un camino de tierra que lleva a una casa particular, el molino La Traviesa, con grandes árboles y un pequeño puente. Desde aquí cogemos el sendero señalizado por el margen izquierdo del río. Aunque la ruta está marcada con hitos, es más bonito seguir el río por su orilla siempre que el tramo lo permita.

Seguimos por una zona de grandes terrazas con saltos de agua, cascadas, pozas y curiosas formaciones geológicas, hasta llegar al cerro del Molinico, donde el río Alharabe se une al Benamor.

A partir de aquí el río se va encajonando, y el agua, ahora turbulenta, se va abriendo paso por un profundo y estrecho cañón. La ruta termina cuando llegamos a una falla con una gran pared vertical en el margen izquierdo del río y los restos de un viejo molino en el derecho. A partir de este cortado comienza el río Moratalla.

El regreso lo hacemos por el mismo sitio.

Otras opciones para ampliar la ruta son visitar el cerro de Moratalla la Vieja, donde se aprecian los restos, muy deteriorados, de un poblado íbero-romano; y el Puente de Hellín, de origen romano, en el antiguo camino que comunicaba la localidad de Hellín con Moratalla.

  • Distancia recorrida: 6 Km.
  • Desnivel positivo: 44 m.
  • Cota máx.: 468 m.
  • Duración con paradas: 2 h. 45′.
  • Descarga aquí el track de la ruta.

 

Para la otra opción, con visita al cerro de Moratalla la Vieja y el Puente de Hellín, puedes descargar aquí el track.

  • Distancia recorrida: 16,88 Km.
  • Desnivel positivo: 629 m.
  • Cota máx.: 753 m.
  • Duración con paradas: 7 h.

Los gorgos de Anna

Publicado: julio 21, 2019 en Lugares de interés

Esta pequeña ruta la hicimos de vuelta de nuestro fin de semana en Chulilla. En realidad no hicimos la ruta tal cual, simplemente visitamos los gorgos, que al encontrarse dispersos por esa «jungla» íbamos de un lado a otro preguntando a la gente que nos encontrábamos por el camino.

He de decir que nos sorprendió, era muchísimo más de lo que esperábamos y se lo recomendamos a cualquiera que pase a 50 km. a la redonda de Anna. Merece la pena!

«Los gorgos son pequeñas pozas resultado de saltos de agua que se han ido formando en torno a la Albufera. Los distintos manantiales que van desde éste hasta el río Sellent han trazado un cauce hermoso con saltos de agua y gorgos. Desde el propio Ayuntamiento de Anna destacan 3, a los que se llega también mediante senderos:

El Gorgo de la Escalera: “aparece como un gran cañón esculpido por las aguas del río, al cual se accede a través de 136 escalones”.

El Gorgo Gaspar: también conocido como el de Palet, antiguamente se utilizó la cascada para producir textiles a través de una noria.

El Gorgo Catalán: es en sí mismo otro pequeño lago. Sus aguas pertenecen a la Fuente Negra y en época estival se acostumbra a chapotear en él.

Aquí puedes descargar la ruta de los gorgos de Anna.


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Pasamos el fin de semana en Chulilla para adentrarnos en el paraje de las Hoces del Turia. Concretamente hicimos la ruta que abarca los puentes colgantes (Los Calderones o senda de Los Pantaneros), las pinturas rupestres del barranco de Vallfiguera y el Charco Azul.

Se trata de una ruta circular de unos 17 Km. de gran belleza y que no conlleva ningún sobreesfuerzo.

Estos puentes, de reciente construcción (2013), sustituyen a los que existieron en los años 50, durante la construcción del Embalse de Loriguilla y que desaparecieron tras la riada de octubre de 1957.

La función de estos puentes era la de atajar el camino a los trabajadores de las obras del embalse que iban desde Chulilla al pantano.

Partimos desde la plaza Mayor de Chulilla y nos dirigimos hacia el aparcamiento que hay a la entrada del pueblo. Siguiendo la carretera, al poco, a la izquierda, tomamos el sendero SL-77 que desciende suavemente hasta el barranco de la Cueva. Desde allí ascendemos por una senda hasta llegar a unos escalones artificiales que descienden hasta Los Calderones y el primer puente colgante, situado a unos 15 m. sobre el cauce del río y unos 21 m. de longitud.

Cruzado este puente y situados en la ribera izquierda del río, aguas arriba, caminamos un poco y llegamos al otro puente, a unos 5,5 m. sobre el cauce, que nos vuelve a llevar a la ribera derecha. Seguiremos esta senda hasta llegar al embalse de Loriguilla, entre una exhuberante vegetación de ribera y el gran cañón por donde discurre el Turia, paraíso de escaladores.

Llegados al embalse tomaremos dirección Sur por una pista de continua ascensión. Quitando las impresionantes vistas del embalse, es la parte del recorrido menos agradecida, debido a la falta de vegetación y al prolongado ascenso.

Superada la cota más alta del recorrido comenzamos a descender hasta llegar al barranco de Valfiguera. Una senda a la izquierda marcada como PR-V77 y con indicaciones hacia las Pinturas Rupestres nos indica el camino que debemos seguir.

De nuevo nos sumergiremos en la frondosa vegetación, que ya echábamos de menos, por un sendero estrecho que nos lleva a las pinturas rupestres.

Para acceder a ellas debemos dejar el sendero y ascender por unos escalones hasta llegar a un recinto protegido con rejas y donde podremos dislumbar algunas de estas pinturas.

Tras regresar al sendero que abandonamos para ver las pinturas, continuamos ascendiendo por la ladera, disfrutando de los picos del Cerro Negro y la Moratilla.

Continuaremos por el sendero hasta encontraremos con la población de Chulilla.

Tras descender y atravesar el Turia, tomamos la senda botánica (SL-CV 74) que junto al margen del río nos conduce hasta la Peña Judía y el Charco Azul. En éste se encuentra una pasarela en deficiente estado de conservación.

Para regresar al pueblo tomamos una senda a la izquierda que asciende hasta el centro del pueblo.

  • Distancia recorrida: 16,75 Km.
  • Desnivel positivo: 760 m.
  • Cota máx.: 504 m.
  • Duración con paradas: 5 h.
  • Descarga aquí el track de la ruta.

 

La Rambla del Cigarrón

Publicado: junio 26, 2016 en Senderos

La Rambla del Cigarrón se encuentra entre el Puerto de la Cadena y Carrascoy. Se trata de una ruta sencilla, poco frecuentada y con mucho que ofrecer, como iréis viendo.

Dejamos el coche en una pequeña explanada pasada la Casa de los Pertigueros, justo después de que el camino asfaltado de Los Valencianos se convierta en una pista de tierra, encima de unas casas cueva que fueron habitadas hasta el siglo pasado.

Caminamos en dirección Noroeste siguiendo una senda y poco después descendemos unos metros por una pendiente hasta el lecho de la rambla.

Seguimos dirección Sur aguas arriba observando arriba a la izquierda los restos de las casas cueva y la triste estampa de las chumberas afectadas por la cochinilla del carmín. También hay algunos escombros y basura, que por suerte, desaparecen al adentrarnos en la rambla.

Avanzamos siguiendo el cauce a la sombra de la espesa y variada vegetación de la zona y rodeados por paredes de estratos caracterizadas por el marrón oscuro de la arenisca. Nos llamó la atención encontrarnos con un hongo muy curioso de color rojo, el Clathrus rubor, también conocido como vómito de monja, huevo del diablo… Poco frecuentes en el resto de la Península Ibérica.

A nuestro paso nos vamos encontrando gran cantidad de fósiles marinos. En 1999, un grupo de aficionados a la paleontología, encabezados por Francisco Bernal, descubrió dos ejemplares completos y uno incompleto del caparazón de una tortuga terrestre gigante, del período Mioceno, con una antigüedad estimada en 7 millones de años.

En nuestro camino nos encontramos con varias esculturas de aire clasicista talladas en la piedra por un gran artista que permanece en el anonimato.

Poco antes de llegar al final de la primera parte de la ruta nos encontramos a la derecha con una pequeña cueva que contiene un belén hecho por un grupo senderista.

Hasta aquí la ruta es bastante sencilla, con una exultante vegetación pero que no presenta ningún obstáculo. Ahora tenemos que ir sorteando algunas piedras y hacer una trepadita para llegar a un salto seco de agua donde, por los puntos de agarre que podemos ver, se practica la escalada. El lugar se encuentra rodeado por paredes húmedas, negras y ocres, erosionadas por el agua y el viento que le dan un aire misterioso y de gran belleza.

No podemos seguir adelante, por lo menos no sin ir preparados. Damos la vuelta y regresamos por el mismo camino unos 700 m. hasta coger una senda que sale hacia la derecha.

Siguiendo la senda cruzamos un cortafuegos y poco después llegamos a un camino asfaltado con chalets que nos lleva, dirección Norte, hasta los coches. En lugar de eso nos tiramos de nuevo a otra vertiente de la rambla donde observamos lo que creemos es un pozo artesiano o una conducción de agua de mediados del siglo pasado. Seguimos sorteando algunas pozas y ascendemos suavemente hacia la derecha siguiendo una senda hasta llegar a un lugar de oración muy curioso. Poco después volvemos a descender a otro tramo de rambla y justo enfrente ascendemos pasando junto a las casas cueva y saliendo directamente a los coches.

  • Distancia recorrida: 5,44 Km.
  • Desnivel positivo: 183 m.
  • Cota máx.: 232 m.
  • Duración con paradas: 2 h.
  • Descarga aquí el track de la ruta.

 

 


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Al igual que el Monte Arabí, se trata de otro de los monumentos naturales más impresionantes que tenemos en nuestra Región. Es el Calar de las Cuevas de Zaén, formado hace 11 millones de años y que se puede observar desde todo el Campo de San Juan. Cerca de estas cavidades se encuentra el Carrascal de Bajil, donde la disolución superficial ha esculpido otro lugar de interés geológico: las cuevas de Murciguillos y de La Iglesia.

Nuestra ruta parte de la aldea de Bajil, también denominada Bagil (Moratalla). Desde allí caminamos, dejándola a nuestra derecha, hacia las Cuevas de Zaén, encontrándonos en nuestro andar con enormes encinas centenarias. Las cuevas son grandes abrigos naturales utilizados desde épocas prehistóricas hasta hoy. Algunas, cerradas con mampostería, son aprovechadas para guardar el ganado. Las visitamos a través de una cornisa natural plagada de fósiles marinos, que se estrecha en algunos tramos y que hay que atravesar con precaución.

Después de admirar las Cuevas de Zaén regresamos a la aldea y nos dirigimos a otro de los puntos importantes de la ruta: el Carrascal de Bajil.

Andamos por la carretera hasta la casa del Tío Ramón Ginesa. Enfrente aparece un camino y lo seguimos dejando a nuestra izquierda las cuevas y el Bajil del Cenajo, hasta llegar a una balsa alimentada por un manantial. Desde aquí ascendemos suavemente por una pista que nos interna en un bosque de encinas bajas, con el suelo verde lleno de musgo. Dispersas por este espeso bosque de carrascas encontramos dos cavidades subterráneas exokársticas de varios metros de altura, fáciles de visitar si las encuentras. Son las cuevas de Murciguillos y de La Iglesia.

Estas cuevas fueron localizadas en 1996 por el grupo espeleológico Proteus siguiendo las indicaciones de un pastor de Las Casicas del Portal. Al igual que las de Zaén, fueron utilizadas por los pastores para guarecer el ganado.

Regresamos por el mismo camino hasta Bajil, donde iniciamos la última parte de esta ruta.

Cogemos el camino que nos lleva al Rincón de los Huertos (y que completaremos otro día porque merece la pena) y a unos 400 m. nos salimos de la pista ascendiendo campo a través hacia la izquierda, hacia el Cerro de las Víboras. Allí nos encontramos con el Dolmen de Bajil, una construcción funeraria del periodo calcolítico, al que le falta la techumbre. Seguimos por la senda unos metros hasta llegar al poblado megalítico, con construcciones de mampostería, la mayoría circulares, y que es considerado como uno de los más importantes hallazgos arqueológicos de la última década en la Región de Murcia.

Descendemos como podemos hasta una vaguada en el camino y donde encontramos la senda que nos lleva a la última sorpresa: la Cueva del Esquilo y el Barco de Bajil.

Ascendemos por un paraje bellísimo, donde el suelo es totalmente verde, hasta llegar a la Cueva del Esquilo, con restos de mampostería y las paredes negras por las hogueras de los pastores. En el exterior se observa el Barco de Bajil, una pintura rupestre realizada entre los siglos XV-XVI que representa una carabela con las velas plegadas pintada con trazos rojos.

Regresamos a la aldea de Bajil para coger los coches y acercarnos a disfrutar de unas cervezas y una merecida comida en el Bar de Zaén.

  • Distancia recorrida: 10,61 Km.
  • Desnivel positivo: 303 m.
  • Cota máx.: 1.325 m.
  • Duración con paradas: 4 h.
  • Descarga aquí el track de la ruta.